Las fuerzas políticas chilenas medirán su pulso este sábado 26 y domingo 27 de octubre de 2024 en las elecciones municipales y regionales que se realizarán bajo la modalidad del voto obligatorio, el que repuso en 2022. En los comicios, para los que están habilitados 15.450.377 votantes, no sólo se definirá a autoridades locales, sino que será un termómetro político del momento y posiblemente una brújula para los partidos de cara a las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2025.
Se votará por 345 alcaldes, 16 de gobernadores regionales, 2.252 de concejales y 302 consejeros regionales (cores) en medio de un país removido por una secuencia de hechos que han afectado la confianza de los chilenos, como el caso Audios, una trama política y judical que estalló hace once meses, y la denuncia, el 14 de octubre, en contra del exsubsecretario del Interior del Gobierno de Gabriel Boric, Manuel Monsalve, por presunta violación de una subalterna. Ambos han golpeado casi con la misma intensidad tanto al oficialismo como a la oposición, pero analistas políticos consultados por EL PAÍS estiman incidirán marginalmente en estos comicios pues son de carácter local.
A excepción de los gobernadores que, en caso de obtener resultados reñidos pueden avanzar a una segunda vuelta, lo esperado es que la reconfiguración del mapa político se conozca la noche de este domingo. Sobre el resultado, todavía existe incertidumbre, aunque el politólogo Claudio Fuentes, profesor de la Universidad Diego Portales (UDP), indica que el clima de “antipolítica” partidista experimentado en Chile probablemente favorecerá a las candidaturas independientes, que ya representan un tercio de las alcaldías del país, y que han surgido de una crisis de confianza en los partidos tradicionales.
Además, el país vive estos comicios en medio de un clima político crispado y con la atención puesta en el aumento de la delincuencia y distintos casos de corrupción que afectan tanto al Gobierno como a la oposición.
Los chilenos acuden a las urnas consternados por la denuncia por presunta violación contra el exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve, hasta la semana pasada uno de los políticos mejor evaluados del país y cuya renuncia ha abierto fisuras en el Gobierno progresista y de sello feminista de Boric.
Las elecciones tienen lugar una semana después de la conmemoración del quinto aniversario del estallido social -las masivas protestas a favor de mayores derechos sociales que pusieron contra las cuerdas la institucionalidad chilena en 2019, y en medio de un aumento de la delincuencia y de la percepción de inseguridad.
Los debutantes de las municipales
El voto obligatorio en estas elecciones inyecta mayor incertidumbre sobre cómo sufragarán aquellas personas que no han participado en unas municipales, un grupo que oscila entre los cuatro y siete millones de votantes, estima Fuentes.
Como consecuencia de la obligatoriedad, la participación será alta, lo que también eleva las posibilidades de que algunos candidatos puedan obtener una gran cantidad de sufragios. José Viacava, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, no descarta que, incluso, algunos superen en números a aspirantes de la primera vuelta presidencial de 2021.
El debut de formaciones como el Partido Social Cristiano –de carácter evangélico y conservador– y de Republicanos, fundado por el ultr derechista José Antonio Kast, en esta elección municipal y regional, se suma a los factores que generan incertidumbre.
Los analistas destacan que es posible que el oficialismo retroceda con fuerza, pero no lo suficiente para ser superado por la oposición. También anticipan que esta elección no tendrán el carácter anticipatorio que tuvieron las anteriores, cuando era la única que se realizaba en un mandato presidencial. Para Paulina Valenzuela, socia fundadora de la firma Datavoz, el resultado puede ser interesante más para efectos parlamentarios que presidenciales, “considerando la cantidad de partidos que hay en Chile y que se deben alinear en torno a dos candidatos en una segunda vuelta”.
La importancia no estaría en el resultado en sí mismo, sino en cómo el electorado se expresará este fin de semana, dice la analista. “Hay algunos aspectos que han venido generando desafección respecto de los partidos políticos, el Gobierno, en Chile. Esta elección será clave para tener una idea del nivel de involucramiento que tendrá la población en el escenario actual en que están las instituciones. Esto se podrá observar, especialmente, en los niveles de votos nulos y blancos”, señala.
Los focos de atención
La votación de los concejales es observada como clave para medir el pulso de los partidos políticos. Es posible que Republicanos obtenga el mejor resultado en la elección de concejales, pero eso no significa, a los ojos de los politólogos, que sacarán ventaja en la presidencial de 2025. Valenzuela, quien además es representante de Chile en la Asociación Mundial de Investigación de la Opinión Pública, recuerda que, aunque comúnmente esos comicios son un “buen termómetro” para las formaciones, en esta ocasión se cuenta con una cantidad significativa de independientes postulando que, si bien se encuentran en pactos políticos, son percibidos con completa autonomía por los electores. “Es posible que le vaya mejor a los independientes, porque se tiene la ilusión de que están fuera de un partido, lo cual no es así porque están adscritos a pactos. Hay que tomar, igualmente, en consideración que los niveles de desinformación son altos en relación con los candidatos”, agrega la experta.
De estas votaciones, además, pueden emerger nuevos liderazgos, dado que la oferta electoral presidencial hasta ahora no genera tanta adhesión, explican los politólogos. Coinciden, asimismo, en que el candidato que, en una eventual segunda vuelta en la Región Metropolitana (RM) de Santiago, resulte electo podría posicionarse directamente como una carta presidencial para 2025. Siete políticos, incluyendo al independiente de centroizquierda y actual gobernador de la RM Claudio Orrego, compiten por este cargo. Lo mismo creen que pudiera suceder en comunas con un alto número de electores, como Puente Alto, Maipú y Santiago.
Con información de El País y EFE