La fiesta de Halloween o «noche de brujas» se ha convertido en una conocida fiesta estadounidense que cada año gana más adeptos en todo el mundo.
Las brujas toman las calles de muchos países en la noche de Halloween o «noche de brujas». Los fantasmas volarán desde las tumbas, los vampiros saldrán de sus sarcófagos llenos de telarañas y los extraterrestres, de sus platillos.
También se verán monstruos, hadas, superhéroes y toda clase de disfraces que la imaginación o la economía permitan.
Las casas son decoradas de formas «terroríficas», los niños salen y prometen «trucos» a los que no les regalen caramelos y jóvenes y adultos se reúnen hasta la madrugada con bebidas y máscaras como parte de los festejos.
En realidad, los orígenes de la tradición se pierden en el tiempo y se mezclan con un poco de religión, mucho de paganismo y mucho -muuucho- miedo (en realidad ninguno, pero es Halloween, así que una dosis de susto no está de más).
Estas son algunas claves que explican qué hay detrás de la «terrorífica» celebración y su historia.
¿Por qué se llama Halloween?
Las raíces de Halloween no están realmente en Estados Unidos, sino en Reino Unido.
Su nombre proviene de una frase inglesa «All Hallows’ Eve», lo que se traduciría como víspera de todos los santos.
La Iglesia católica instituyó como una de sus celebraciones el «Día de todos los santos», en honor de los que «gozan de la vida eterna en la presencia de Dios» y que no aparecen en santorales o no se conoce su nombre.
Hasta el siglo XVI, la noche previa a esta celebración se realizaba un servicio de vísperas y de ahí el nombre del festejo.
¿Cómo se convirtió en un ‘día de miedo’?
Estudios más recientes establecieron que las hogueras y una celebración de buenas cosechas eran también características del festejo pagano de Samhain, uno de los cuatro festivales anuales que celebraban el inicio de las estaciones.
Pero esta teoría se basa en escasas evidencias y algunos historiadores han señalado que la celebración fue cambiando de región a región, de país en país y, entre muda y muda, alteró incluso su sentido.
En el siglo VIII, hubo un punto de inflexión: el papa Gregorio III cambió la fecha original del «Día de todos los santos» del 13 de mayo al 1 de noviembre.
No está claro si el movimiento, que también hizo obligatoria la celebración religiosa para todos los católicos, fue un intento de «cristianizar» Samhain.
Lo cierto es que ese cambio unió ambas celebraciones y mezcló tradiciones paganas y cristianas.
Con información de BBC News Mundo