Unos 500 militares se unieron este viernes a los 1.200 que intentan aliviar la situación de la población en Valencia tras las mortales inundaciones que ya dejaron más de 200 muertos en esta región del este de España, según un nuevo balance.
Los servicios de emergencia de Valencia (Cecopi) elevaron este viernes de unos 150 a 202 los muertos por las inundaciones en la región, que sumados a los 3 de Castilla La Mancha y Andalucía elevaron a 205 los muertos de las tormentas e inundaciones del martes, en un balance todavía «provisional».
«En este momento, y de forma provisional, la cifra de víctimas mortales asciende a 202 personas», informó el Cecopi en un comunicado, precisando que el balance es «provisional» y que continúa «el proceso de levantamiento e identificación de las víctimas».
La aparición de nuevos cadáveres «es permanente», confirmó a la radio RNE el comandante Pizarro, que dirige a una unidad de submarinistas de la Guardia Civil.
Entre tanto, aumenta la llegada de militares a una región desbordada por la tragedia. «Si fuera necesario, van a estar los 120.000» miembros de las fuerzas armadas, prometió este viernes la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una entrevista en la televisión pública TVE.
«Habrá todos los medios que sean necesarios, el tiempo necesario», insistió el ministerio de Defensa en la red social X al anunciar el despliegue de estos 500 nuevos soldados, en un momento en que las autoridades de la región de Valencia parecen superadas por la magnitud del desastre.
Las fuertes tormentas que afectaron a la zona el martes, y que vertieron en unas horas una cantidad de agua equivalente a la que cae en un año, provocaron riadas que destruyeron puentes, barrieron casas, y arrastraron cientos de vehículos que acabaron apilados en calles y carreteras y que ahora dificultan el tránsito de los servicios de emergencia.
Muchos de esos coches «estarán vacíos, pero otros tenemos muy claro que están llenos», dijo Amparo Fort, la alcaldesa del municipio de Chiva, a la radio pública RNE.
Esta localidad de 16.000 habitantes, a 40 minutos al oeste de la ciudad de Valencia, está viviendo una situación dramática, narró emocionada su alcaldesa.
«Seguimos pidiendo agua, seguimos pidiendo víveres», explicó entre lágrimas. «Hay que recordar que hay niños, que tenemos ancianos y los bocadillos» no los pueden masticar, «necesitamos comida triturada para bebes y para personas mayores».
– La gente está «desquiciada» –
A los problemas normales derivados de la situación, se le añadieron los saqueos, ante los que el Gobierno prometió firmeza y que se han traducido ya en 39 detenciones.
«Yo he parado en la rotonda del centro comercial y la gente estaba entrando a coger pantalones, estaban robando…», explicó el jueves a la AFP Fernando Lozano, vecino de Aldaia, un pueblo del interior de Valencia.
«Está la gente un poco desquiciada porque hasta que se normalice esto y abra el supermercado pues aquí está muy mal…», argumentó.
– Solidaridad y una gran morgue –
En la ciudad de Valencia, capital de la región homónima y tercera ciudad de España, poco afectada por la tragedia que golpeó a su entorno, se instaló una gran morgue en el complejo que alberga a los tribunales, para agilizar la identificación de los cadáveres.
Las ambulancias iban y venían, pudo observar una periodista de la AFP, mientras agentes con batas de laboratorio entraban en el edificio acompañando camillas cubiertas con sábanas blancas.
La zona estaba acordonada por la policía, y los periodistas se mantenían a distancia, permitiéndose sólo el ingreso en cuentagotas de familiares de los fallecidos.
De la misma ciudad, este viernes partieron un ejército solidario de cientos de vecinos en dirección a las zonas afectadas, aprovechando el día festivo de Todos los Santos para ayudar.
Llevaban palas, escobas, rastrillos, carros de comida, pañales, agua. Todo valía para echar una mano. Algunos acudían a la llamada de amigos, otros solo a ayudar en lo que se pueda ante una tragedia histórica.