Pese a la constante presión rusa y a la llegada a la zona de soldados norcoreanos que combaten con las tropas del Kremlin, Ucrania controla al menos 620 kilómetros cuadrados de territorio en la región de Kursk de la Federación Rusa, tres meses después del inicio de su ofensiva transfronteriza sorpresa.
Según el comandante en jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, Rusia concentra en Kursk unos 45.000 soldados con el objetivo de expulsar a las tropas ucranianas de la región.
Pese a ello, Ucrania “continúa destrozando al enemigo”, según ha declarado Sirski, y Rusia ha perdido en los combates en Kursk más de 20.000 soldados entre muertos (cerca de 8.000) y heridos (unos 12.200) y más de un millar de unidades de equipamiento militar desde que las tropas ucranianas cruzaran la frontera el 6 de agosto pasado.
Kiev no revela sus propias bajas en esta guerra, pero las pérdidas ucranianas en Kursk serían sensiblemente más bajas que las rusas, según dijo a EFE el experto militar del Centro Razumkov de Kiev Oleksí Melnik.
“A diferencia de lo que ocurre en Ucrania, donde la línea de contacto es estable y Rusia recurre a la artillería y a las bombas guiadas para destruir las posiciones ucranianas, el tipo de guerra que se da en Kursk es menos estático y las unidades ucranianas maniobran de manera eficiente para evadir el peligro”, explica Melnik.
Repeliendo la presión rusa
Según la plataforma de análisis de la guerra ucraniana DeepState, las tropas de Kiev controlarían alrededor de 620 kilómetros cuadrados de territorio en Kursk, donde ambos bandos combaten para hacerse con otros 210 kilómetros cuadrados de territorio. Esto representa un 25 % menos del territorio que llegó a controlar Ucrania en la región rusa en el momento de mayor expansión desde el comienzo de la operación.
Pese a la creciente presión de Rusia, las vías logísticas clave continúan estando bajo control ucraniano, destacan varios analistas militares, y en los últimos días no se han observado cambios en las zonas bajo control de ninguno de los dos bandos.
“Los rusos no son capaces de romper nuestra línea de defensa. Están sufriendo muchísimas pérdidas entre la infantería y de equipamiento”, dijo en declaraciones a una televisión ucraniana el oficial de la 95 Brigada ucraniana Stanislav Krasnov.
Sin embargo, Rusia está incorporando a sus filas soldados norcoreanos para incrementar la presión.
Unos 11.000 militares del país asiático están ya en Kursk y reciben entrenamiento por parte de soldados rusos en varios lugares situados a unos 30 kilómetros de distancia de Sudzha, la principal localidad de la región en manos de Ucrania, según explicó Andrí Kovalenko, el jefe del Centro contra la Desinformación ucraniano, que forma parte del Consejo de Seguridad Nacional del país, a NV Radio.
Algunas de las unidades ucranianas mejor equipadas y con más experiencia, como la 47 Brigada Magura, que antes combatía cerca de Pokrovsk, en la región ucraniana oriental de Donetsk, están ahora desplegadas en Kursk, lo que da la medida de la importancia que la operación en suelo ruso tiene para Kiev.
La guerra llega a Rusia
Es pronto para determinar el impacto que la ofensiva tendrá en la resolución de la guerra, pero la operación ya ha contribuido a la consecución de algunos objetivos políticos y militares, según Melnik, el analista del Centro Razumkov.
Desde el punto de vista militar, ha explicado el jefe del Ejército ucraniano, la ofensiva de Kursk ha ayudado a evitar una incursión rusa en la región ucraniana de Sumi, fronteriza con la de Kursk. Como resultado de la operación transfronteriza ucraniana, la destrucción de los combates que se habrían producido en Sumi tiene lugar ahora en territorio de la Federación Rusa y no en suelo ucraniano.
Con el objetivo de expulsar a las tropas ucranianas, Rusia lanza ahora ataques contra su propio territorio. Según Melnik, casi un tercio de las bombas aéreas guiadas que lanza hoy Rusia caen en la propia región de Kursk.
“Es mejor que Rusia destruya sus propias localidades que esas mismas bombas caigan en Ucrania”, remacha el experto.
Además, la ofensiva ucraniana sobre Kursk ha evitado que Rusia emplee los 60.000 soldados que ha desplegado hasta ahora allí para incrementar la presión en el frente de Ucrania.
Importancia política
La captura de más de 700 soldados rusos por parte del Ejército ucraniano también ha ayudado a desbloquear los intercambios de prisioneros entre ambos bandos, señala Melnik, lo que ha contribuido a calmar la creciente frustración entre las familias de soldados ucranianos cautivos en Rusia.
Hasta el momento, sin embargo, la ofensiva de Kursk no ha conseguido su principal objetivo político: que Rusia cambie sus demandas a Ucrania.
Pero la presencia ucraniana en la región rusa, continúa el analista, puede tener un rol importante si la situación mejora en otras partes del frente y comienzan las negociaciones.
“Independientemente de cuánto territorio controlemos allí, podemos utilizarlo para intercambiar territorios y liberar a más territorio y a más gente”, concluye Melnik.
Con información de EFE