María Corina Machado pasó de recorrer los rincones de Venezuela rodeada de cientos de simpatizantes a ocultarse en un lugar desconocido dentro del país para resguardarse de los constantes intentos del régimen de Nicolás Maduro por acallarla. En la soledad de la clandestinidad pasa gran parte de su tiempo trabajando para lograr la transición democrática el próximo 10 de enero, la fecha en la que su compañero Edmundo González Urrutia debería asumir la presidencia, de acuerdo a las actas electorales del 28 de julio recolectadas por la oposición que demostrarían el fraude masivo del chavismo. Hay otra cuestión urgente que le genera gran preocupación: el asedio a los opositores refugiados en la residencia de la embajada argentina en Caracas, lo que considera “una forma de tortura en territorio argentino”.
Es algo abominable, sin precedentes, que amerita una reacción muy fuerte de todas las cancillerías y gobiernos de este hemisferio […] Mis compañeros tienen más de ocho meses allí y cada día les hacen la vida más difícil. Quieren quebrarlos emocional, espiritual y físicamente. Eso es lo que están buscando”, dijo en una entrevista por videoconferencia con LA NACION.
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