Siria no está aún preparada para acoger el retorno de los más de seis millones de refugiados en el exterior, por lo que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU «no promueve los regresos a gran escala», indicó la directora general de la agencia, Amy Pope, tras visitar el país.
«Las comunidades no están listas para absorber toda la población desplazada (…) Creemos que el retorno de millones de personas crearía conflicto en una sociedad frágil», indicó en rueda de prensa la directora general, uno de los primeros jefes de agencia en la ONU que ha visitado Siria tras la caída del Gobierno de Bachar al Asad.
La directora general afirmó que las autoridades de transición «no tienen capacidad para atender las necesidades de millones de personas y necesitan el apoyo internacional», tras reunirse en Damasco con el ministro de Asuntos Sociales y Trabajo del Gobierno interino sirio, Fadi al Qasim.
El ministro también le transmitió el interés de que retornen al país agencias internacionales como la OIM, que fue expulsada por el régimen de Al Asad en 2018, para formar parte de un proceso de reconstrucción que anime a más refugiados y desplazados a regresar a sus hogares.
«Esperamos que esos retornos continúen a mucha mayor escala que actualmente (en que se cuentan por miles), pero nuestro objetivo ahora es que cuando regresen, lo hagan a un lugar estable, donde puedan tener una vivienda y no tengan que volver a desplazarse», explicó Pope.
La directora general añadió que muchas comunidades refugiadas han enviado a uno de sus miembros como «avanzadilla» a Siria para ver en qué estado se encuentra su hogar con el fin de evaluar si es seguro que el resto de su familia o grupo de familias retorne.
«Analizan si hay un hospital en pie, si hay acceso a servicios médicos y otras necesidades clave. Otra importante cuestión es el acceso a sus tierras y la OIM jugará un papel a la hora de asegurar que la gente que las abandonó pueda acceder a documentos que prueben su propiedad para poder reconstruir sus casas», explicó.
«Hay personas que están regresando de forma espontánea, y animamos a que reciban apoyo para regresar, pero cuánto más estable y pacífica sea Siria más animará a miembros de otras comunidades a volver», resumió Pope.
La directora general recordó que a los seis millones de refugiados en países como Turquía, Líbano, Jordania o Alemania se unen más de 7,2 millones de desplazados internos dentro de Siria, donde 16 millones de habitantes siguen necesitando ayuda humanitaria.
«Es un país en un cruce de caminos, donde hay una atmósfera de esperanza y de optimismo», indicó Pope, quien recordó que Siria sigue siendo objeto de sanciones internacionales, por lo que deberían aumentar las excepciones a éstas para impulsar las labores de desarrollo y reconstrucción.
«Sabemos por experiencia en lugares como Sudán del Sur, Ruanda, Bosnia y Herzegovina o Liberia, que los desafíos son enormes cuando hay que reconstruir tras una crisis», subrayó la directora general.
EFE