En entrevista con SEMANA, María Corina Machado, líder opositora venezolana, lanza una fuerte crítica a la postura del Gobierno colombiano ante el triunfo de Edmundo González y le pide de frente a Gustavo Petro que el 10 de enero esté del lado de la democracia.
SEMANA: Hay una gran expectativa internacional por lo que pueda ocurrir el próximo 10 de enero en Venezuela. ¿Qué va a pasar ese día?
MARÍA CORINA MACHADO: Puede pasar cualquier cosa porque estamos hablando de Venezuela. Si estuviéramos en una democracia mínimamente competitiva, te diría que el 10 de enero, a las diez de la mañana en la Asamblea Nacional, se juramenta el presidente electo de los venezolanos, Edmundo González Urrutia. Pero sabemos que estamos frente a un sistema criminal que se ha quitado todas las caretas. El mundo ya lo tiene claramente caracterizado y pretende aferrarse al poder, a la fuerza, utilizando la violencia, lo cual es una señal de debilidad, no de fortaleza. Estamos todavía a tres semanas del próximo 10 de enero. Es mucho lo que va a ocurrir en Venezuela y lo que ya está pasando. Estamos decididos, independientemente de lo que haga Maduro ese día, a que el destino de nuestro país sea la libertad y a hacer valer el mandato del 28 de julio. Eso es lo que va a ocurrir antes, durante o después del 10 de enero.
SEMANA: Pero en dado caso de que Edmundo González Urrutia sea detenido por el régimen, teniendo en cuenta que existe una orden de captura en su contra, ¿cuál será el plan de la oposición?
M.M.: Están pasando tantas cosas en Venezuela que el régimen debe pensar muy bien sus próximas acciones. Esas acciones represivas, la escalada de estos últimos días, y que nadie se engañe, no son un reflejo de fortaleza ni de cohesión entre los distintos grupos que conforman esa estructura criminal. Es todo lo contrario, es una señal de profunda desesperación. El régimen sabe que perdió la calle hace muchísimo tiempo, perdió las elecciones, perdió el respaldo internacional, perdió la legitimidad. Lo único que le queda es la fuerza de algunas armas, pero está enfrentando a un pueblo decidido a hacer valer su decisión de querer vivir con dignidad y con nuestros hijos de vuelta en casa. De modo que el régimen debe pensar muy bien en acciones que, lejos de fortalecerlo o estabilizarlo, logren todo lo contrario. Maduro, en este momento, si tiene un mínimo de racionalidad, debe entender que de aquí al 10 de enero hay un lapso en el cual hay unas oportunidades que hemos establecido muy claras para una transición negociada y que su mejor interés debe ser aceptar los términos de esta negociación.
SEMANA: Para garantizar la toma de posesión de Edmundo González Urrutia el próximo 10 de enero, ¿se cuenta con algún apoyo externo, bien sea político o incluso militar?
M.M.: La juramentación de Edmundo González está en la Constitución venezolana, que dice claramente que el que saca más votos en una elección presidencial es el presidente electo. Nadie lo duda. El propio Parlamento Europeo, el Gobierno de Estados Unidos, el Gobierno de Ecuador, el Gobierno de Italia, el de Panamá, por ejemplo, así lo han reconocido, pero, sobre todo, lo ha demandado el pueblo venezolano. La Constitución también establece que el 10 de enero el presidente electo se juramenta como presidente constitucional en Venezuela. ¿Dónde está esa garantía? En la fuerza de los ciudadanos, en la determinación de los venezolanos, y, desde luego, contamos con todos los Gobiernos democráticos del mundo, muy especialmente con los Gobiernos de América Latina, para que le hagan entender a Maduro que esa línea roja no le conviene cruzarla ni a él ni a nadie, por la estabilidad de la región y de los venezolanos. Estamos decididos a hacer lo que nos corresponde a los venezolanos. En estas horas, en Venezuela, se está jugando el futuro de la democracia y la libertad en América Latina.
SEMANA: ¿Ustedes han propuesto o planteado la posibilidad de discutir una transición pacífica del poder con Maduro, que incluya una especie de perdón para él y su círculo más cercano?
M.M.: Hemos sido muy claros: desde hace muchos años, en particular en los últimos meses, incluso desde antes de la elección, creemos en una transición pacífica y ordenada. Entendemos que ello implica ofrecer incentivos y garantías. Y estamos dispuestos a llevarlos adelante y acordarlos en el contexto de una negociación seria para la transición. Los puntos específicos de este proceso serán objeto de discusión en ese espacio y en ese momento. También de qué forma llegan los actores. Desde luego, insisto en que hay una realidad de aquí al 10 de enero y habrá otra del 10 de enero en adelante. Si Maduro se aferra, si no entiende lo que está desplegándose, y las fuerzas que se están desplegando en este momento, puede ser un escenario mucho más comprometedor para él y su entorno.
SEMANA: Si el Gobierno de Gustavo Petro quiere jugar un papel de mediación en esa transición pacífica, ¿usted lo ve viable?
M.M.: Lo veíamos. Hoy en día, la verdad es que tenemos algunas dudas. Eso implica, en todo caso, partir siempre de la verdad. Para poder hacer algún tipo de interlocución, tiene que haber entendimiento de aquellos aspectos que son incontrovertibles. Uno de ellos, desde luego, es la verdad, la soberanía popular y la decisión de Venezuela de avanzar hacia la libertad. Si hay un país que se ve afectado por el desenlace y el momento del desenlace de este conflicto es precisamente Colombia. Cada día que pasa son miles de venezolanos los que ya están cruzando nuestra frontera. La realidad es que Maduro ha usado la migración de manera intencional, como un mecanismo para reducir las tensiones internas, para debilitar al tejido social de la familia venezolana y también como un mecanismo de desestabilización regional. Es decir, la migración ha sido provocada intencionalmente. Si Maduro prolonga esta tragedia y esta agonía, podemos estar hablando de varios millones de venezolanos cruzando la frontera hacia Colombia en los próximos meses, lo cual tendría un efecto terrible para muchos de estos países por las demandas que esto genera. Eso lo entendemos. Pero, además, es algo desgarrador para nosotros. De allí la importancia de que entendamos que una transición pacífica a partir del 10 de enero es lo que nos conviene a todos, empezando por el Gobierno colombiano. Pero tiene que dar demostraciones en criterio de que parte del respeto de la soberanía popular. Es decir, no puede haber dos estándares, dos criterios. El que se acepta hacia adentro de Colombia y el que se pretende plantear para Venezuela. Esa falta de coherencia no sería reconocida ni por los colombianos ni por los venezolanos.
SEMANA: Petro ha dicho que no sabe si viajará a Caracas en referencia a la invitación que recibió para asistir a la posesión de Nicolás Maduro. ¿Qué llamado le hace usted al presidente colombiano?
M.M.: Aquí hay que entender claramente que lo que está pasando en Venezuela no es la polarización entre dos grupos de la sociedad. Aquí hay una sociedad unida como nunca antes en nuestra historia. Si nosotros tuviéramos elecciones limpias, una elección quedaría mínimo 90-10 a favor de la democracia y el cambio. Esto no se trata de personas, de posiciones políticas, ni siquiera es un debate ideológico. Aquí se trata de una sociedad unida que aspira a vivir con dignidad, con libertad y en democracia ante un régimen que está internacionalmente aislado. Todos los organismos de derechos humanos del mundo, desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, muy respetada por el presidente Petro y por los colombianos, han hablado de que Maduro ha cometido prácticas de terrorismo de Estado. La misión de verificación de Naciones Unidas las ha calificado como crímenes de lesa humanidad antes, durante y después de la elección. Todos los Gobiernos del mundo, todos, incluso los que eran aliados de Maduro, saben que él tuvo una derrota monumental por más de 40 puntos porcentuales. Es decir, este es el descalabro del chavismo como movimiento político y social. Entonces, no se trata de una nación polarizada, se trata de un país unido, que quiere vivir con dignidad, prosperidad, que regresen nuestras familias y nuestros hijos, y vemos a un régimen militarista, absolutamente aferrado a las armas. Allí no hay espacio de indiferencia o de equidistancia. Ahí hay una sola posición. Hay que estar del lado de la democracia y de la verdad. Eso implica estar del lado de los venezolanos y no caer en los chantajes y las trampas que podría pretender el Gobierno de Maduro para tratar de lavarse la cara. Ese momento ya pasó. El 28 de julio cambió la historia para siempre y este es un régimen que está en fase terminal. Eso hay que entenderlo, este sistema no es estabilizable en ningún sentido, ni financiera, ni económica, ni institucionalmente, y muchísimo menos en la perspectiva social y humana.
SEMANA: Es decir, le pide al presidente Petro que si va a ir a Venezuela asista, pero a la posesión de Edmundo González como lo ordena la Constitución.
M.M.: Absolutamente. Pero no es lo que le pido yo, es lo que esperamos los venezolanos. Es más, estoy segura de que es lo que le piden los propios colombianos.
SEMANA: ¿Por qué cree que Petro no ha reconocido el triunfo de Edmundo González?
M.M.: Realmente, lo desconozco. Aquí hay unas verdades. Las actas existen, son originales, oficiales, nos las entregó el propio Consejo Nacional Electoral frente a los efectivos del Plan República. Para que estas actas se imprimieran, previamente se imprimió el acta que llegó al Consejo Nacional Electoral a través de los militares del Plan República. Es decir que desde esa misma noche el régimen tiene las actas, que dicen lo mismo que las que nosotros hemos publicado. Esa es la verdad. Aquellos Gobiernos que han pedido que el régimen entregue las actas para poder tomar una decisión ya está claro que no las van a entregar, porque las actas que tienen demuestran la enorme victoria de Edmundo González Urrutia. De modo que las actas originales han recorrido los Parlamentos del mundo, estuvieron en el Senado de Colombia, pudieron ver senadores de todas las fuerzas políticas, a quienes les agradecemos tanto su respaldo en esta hora, porque nos han hecho sentir que la lucha de Venezuela es la lucha de Colombia. Como tantas veces he dicho, no puede haber ni habrá paz duradera y estable en Colombia mientras exista una tiranía en Venezuela que busca desestabilizar nuestra región. Así que es hora de reconocer la verdad, la soberanía popular expresada por el pueblo de Venezuela, que todo el mundo sabe cuál es. Y contamos con Colombia, con su Congreso, con su Gobierno para poder avanzar en una transición pacífica. Ha llegado la hora, una hora de mucha fuerza, de valentía, de nobleza, pero, sobre todo, de profundo amor, de amor a nuestras familias, a nuestro pueblo, a nuestra tierra y a nuestra libertad. Y contamos con Colombia para avanzar en esta senda. Son las horas más peligrosas, las más oscuras, pero también las más luminosas, porque cada quien demuestra lo que es capaz de hacer, y yo tengo una enorme confianza, profunda, infinita, en el pueblo de Venezuela.
SEMANA: En los últimos días, ¿ha tenido alguna comunicación con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, o con el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, sobre lo que va a ocurrir en Venezuela a partir del próximo 10 de enero?
M.M.: Tenemos muchos amigos comunes, nuestras oficinas están en contacto, pero debemos recordar que aquellos funcionarios que son objeto de confirmación por parte del Senado de Estados Unidos entran en un periodo en el que no deben tener interacción directa por tratarse de política exterior.
SEMANA: Si Maduro no se va del poder, ¿qué petición le hace usted a Trump, que asumirá la presidencia de Estados Unidos el próximo 20 de enero?
M.M.: Aquí vamos un día a la vez. Hay que dejarle muy claro a todos, a Maduro, que esto no tiene vuelta atrás, que a punta de violencia y represión no se va a poder mantener, que el mundo no va a pasar la página, que todo el mundo entendió que aquí ocurrió el cierre de un ciclo y que por el bien de todos es el momento de iniciar la reconstrucción de Venezuela, y ese mensaje hay que enviarlo hoy. Quieren convencer a algunos de la fantasía de que esto puede prolongarse, y esto no va a pasar. Hemos visto ya cómo los distintos Gobiernos democráticos empiezan a ejercer más presión sobre Nicolás Maduro, sobre su entorno, y usted puede estar seguro de que nunca este régimen ha estado tan débil, con tantas fracturas, con tantas divisiones. Este es un momento en el que se acerca la Navidad, y los venezolanos, en familia, vamos a escuchar y a entender lo que cada uno tiene como responsabilidad en estas horas. Cada quien tiene que hacer su parte, y yo tengo profunda confianza en el pueblo de Venezuela y sé que los aliados democráticos del mundo también nos acompañan y harán lo que les corresponda en su debido momento.