La cinco veces campeona olímpica de gimnasia artística, y la más longeva del mundo, Ágnes Keleti, falleció el 2 de enero a los 103 años, informó el Comité Olímpico de Hungría.
La húngara, que el día 9 hubiera cumplido 104 años, sumó en su palmarés cinco oros, tres platas y dos bronces olímpicos en su modalidad, después de debutar en Helsinki 52, donde logró su primera medalla.
Según han informado fuentes locales y el Comité Olímpico Húngaro, Keleti fue hospitalizada el sábado, en el hospital Honvéd de Budapes, en estado crítico por una insuficiencia cardíaca y problemas respiratorios.
Keleti nació el 9 de enero de 1921 en una familia judía y pronto se interesó por los deportes; con 19 años logró su primer triunfo nacional. Pero su trayectoria se vio frenada por las leyes nazis, que prohibían la participación en disciplinas deportivas a personas de origen judío.
Tras la guerra, Keleti prosiguió con su sueño deportivo y estudió en la Facultad de Educación Física mientras encadenaba triunfos en todas las competiciones en las que participaba a nivel nacional. Se llegó a clasificar para los Juegos de Londres 48, pero una lesión en el tobillo la dejó sin esa experiencia. Sin embargo, en Helsinki 52 llegó su gran oportunidad: oro en el ejercicio de suelo, plata en el concurso completo por equipos y bronces en barras asimétricas y por equipos.
Cuando el régimen pronazi de Hungría comenzó a deportar en 1944 a los judíos a campos de exterminio, Keleti logró salvarse con documentos falsos en una pequeña localidad del país.
Después de la guerra, formó parte del combinado húngaro y ganó su primera medalla de oro olímpica en los Juegos de Helsinki en 1952, después de que no pudiera competir por una lesión en Londres en 1948.
En Helsinki ganó otra medalla de plata y dos de bronce.
Aunque su explosión llegó en Melbourne 56, donde logró cuatro oros (equilibrios, suelo, asimétricas y por equipos) y dos platas. Es, todavía, la gimnasia de mayor edad en lograr una medalla olímpica, pues logró su último oro con 35 años cumplidos.
Se retiró poco después, pero se mantuvo ligada al mundo de la gimnasia como entrenadora. Cuando se convirtió en la campeona olímpica más longeva, ya con 102 años, admitió que su fórmula para lograrlo había sido mantenerse siempre activa, con una dieta en la que se incluía mucha fruta y también chocolate, y, sobre todo, no mirarse al espejo.