El presidente de los Estados Unidos, DonaldTrump, ha retomado el envío de bombas pesadas al ejército de Israel bloqueado por Joe Biden durante su mandato. La nueva administración enviará al gobierno israelí 3.500 explosivos superiores a 900 kilos de peso después de que su predecesor los bloquease el pasado mes de mayo. Según el gobierno estadounidense, se trata de una maniobra para forzar la implementación del alto el fuego en la Franja de Gaza alcanzado el pasado 15 de enero.
«Las liberaremos hoy, Israel las espera desde hace mucho tiempo, y hace mucho tiempo que las almacenamos«, ha declarado el mandatario, que defiende su decisión asegurando que Tel Aviv «las compró». El ministerio de exteriores del gobierno de Benjamin Netanyahu ya ha salido a agradecer la nueva complicidad de la Casa Blanca.
El director del departamento internacional, Gideon Saar, ha agradecido en las redes sociales la posición de Washington. «Gracias, presidente Trump, por una nueva muestra de liderazgo al liberar el crucial envío de material de defensa a Israel. La región es más segura cuando Israel tiene lo que necesita para defenderse«, ha declarado.
El movimiento se ha concretado después de que la Casa Blanca bloquease toda la ayuda exterior del país durante 90 días, con la excepción de la asistencia militar a Israel y Egipto. Trump y su flamante secretario de Estado, Marco Rubio, han implementado una moratoria de envíos humanitarios para «analizar» la eficiencia de los acuerdos bilaterales y su encaje con «la agenda exterior de los Estados Unidos». Solo deja intacto el apoyo a los ejércitos de sus satélites en Oriente Medio, una maniobra que justifican por la relevancia que otorgan en la resolución del conflicto en Palestina
Acogida de refugiados
En la misma jornada, Trump anunció que pedirá a Egipto y Jordania que se repartan más de un millón de refugiados palestinos «a medio o largo plazo» tras los constantes ataques israelíes. Cabe recordar que tanto El Cairo como Amán han rechazado históricamente esta propuesta, ya que la considerarían una nueva Nakba similar al éxodo palestino de 1948. Trump, sin embargo, busca imponer su agenda a ambas potencias: «le he dicho al rey Abdaláque me encantaría que acogiera a más gente, porque ahora mismo ves lo que hay en la Franja y es un verdadero desastre», declaró ante medios estadounidenses desde el Air Force One.
«Estamos hablando probablemente de millón y medio de personas, mientras nosotros limpiamos la zona para decir de una vez: se acabó». Por su parte, el presidente egipcio Abdelfatá Al Sisi ha repudiado de nuevo esta posibilidad, alertando que, en caso de que se tenga que disgregar la población de la Franja, «ya no existiría una razón para hablar de un pueblo palestino». «La tierra continuará allí, pero no la gente»; criticó el mandatario. A su postura se ha sumado el ministro de exteriores de Jordania, Ayman Safadi, que ha calificado de «declaración de guerra» cualquier «expulsión de palestinos» hacia su país.