El Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, habló hoy con el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Gerardo Werthein. Desde Washington, Estados Unidos) Durante una comunicación telefónica que unió a Riad con Washington, Werthein y Rubio ratificaron la alianza estratégica entre Argentina y Estados Unidos.
En ese sentido, el Secretario Rubio le dio la bienvenida a la asociación en curso de Argentina en las prioridades de seguridad compartidas en la región, incluyendo la lucha contra las organizaciones transnacionales, la lucha contra la actividad ilícita de los grupos terroristas, la seguridad de las telecomunicaciones, la colaboración espacial y la detención del tráfico de drogas sintéticas como el fentanilo.
Durante la charla, Rubio y el canciller Werthein discutieron «las oportunidades para defender la democracia y los derechos humanos y contra los regímenes criminales en Cuba, Nicaragua y Venezuela». Ambos líderes subrayaron el apoyo a los ciudadanos de estos países frente a la opresión patrocinada por el estado y la influencia maligna de actores extrarregionales.
Estados Unidos y Argentina se comprometieron a construir una relación diplomática más fuerte y más cercana, basada en valores e intereses compartidos.
El diálogo entre el canciller argentino –en gira oficial por Arabia Saudita– y el secretario de Estado, que se encontraba en DC, no abordó la decisión política de Trump vinculada a la suba de los aranceles al aluminio y al acero, que afectarán las exportaciones nacionales por 600 millones de dólares.
Tras la llamada telefónica entre Werthein y Rubio, el presidente de los Estados Unidos firmó una orden ejecutiva imponiendo aranceles del 25 por ciento a todas las importaciones de acero y aluminio, incluidas aquellas que llegan desde Argentina, Canadá, México, Brasil y Corea del Sur.
No es la primera vez que Estados Unidos impone aranceles a las exportaciones de aluminio y acero fabricados en la Argentina. En 2018, Trump impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, en una decisión geopolítica que apuntaba a frenar una fuerte ofensiva comercial de China.
El regimen de Beijing vendía barato su acero y aluminio a Canadá y Mexico, que se aprovechaban del precio para su consumo doméstico y exportaba sus propios productos a Estados Unidos con un precio superior.
Ahora, Trump repite su estrategia comercial para proteger su industria local, mas que nada en Pensilvania que votó a su favor en los comicios presidenciales.