Emilio es un nombre ficticio, pero el hombre que estuvo cinco meses preso en la cárcel de Tocorón, contó a ABC toda la angustia que sufrió lejos de sus familiares y en condiciones deplorables tras haber sido detenido en el marco de las protestas contra los resultados del CNE.
«Lo encierran junto a otras nueve personas en una celda de siete metros cuadrados. Una ducha, una poceta y un lavamanos, hay un banco de hormigón en el que caben dos personas, sentadas o acostadas. No hay literas, dormían en el suelo, sin sábanas», describe el medio internacional.
Fue a la tercera semana de estar presos que, les hicieron llegar alimentos por parte de sus familiares y medicinas.
Durante las semanas siguientes, llegaron más presos: «fue allí cuando la comida se volvió escasa, la que daban tenía exceso de sal o picante. Les dan una arepa con queso por la mañana y otra por la tarde. Al mediodía, arroz con vísceras molidas que a veces estaban podridas».
«Llegué a perder 42 kilos», dijo Emilio que pesaba 120 kilos cuando fue detenido.