El expresidente Donald Trump defendió su decisión de implementar una pausa de 90 días en la aplicación de nuevos aranceles, argumentando que la medida busca calmar las preocupaciones de la población y los mercados. «La gente se estaba asustando un poco», afirmó Trump en una reciente declaración, señalando que la incertidumbre económica y las tensiones comerciales habían generado nerviosismo entre los ciudadanos y las empresas.
Esta pausa arancelaria, anunciada como parte de su estrategia para renegociar acuerdos comerciales clave, llega en un momento de intensos debates sobre el impacto de las políticas proteccionistas en la economía global. Trump insistió en que el plazo de 90 días permitirá a su administración evaluar los efectos de las tarifas propuestas y ajustar el enfoque para proteger los intereses estadounidenses sin desestabilizar el mercado interno.
El expresidente también aprovechó para reiterar su compromiso con una agenda de «América Primero», destacando que cualquier decisión final sobre aranceles buscará fortalecer la industria nacional y reducir la dependencia de importaciones extranjeras. Aunque no ofreció detalles específicos sobre los sectores o países afectados por esta pausa, analistas sugieren que podría estar vinculada a las negociaciones en curso con socios comerciales como China, México y la Unión Europea.
La reacción del público y los expertos ha sido mixta. Mientras algunos aplauden la flexibilidad de Trump para evitar una escalada económica inmediata, otros cuestionan si esta pausa refleja una falta de claridad en su estrategia comercial a largo plazo. Por ahora, el mundo observa de cerca cómo evolucionarán estas políticas en los próximos tres meses.