El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá aranceles del 50% a los productos importados de Brasil por lo que dijo era el trato al expresidente brasileño Jair Bolsonaro, mostrando que las disputas personales, más que la economía, guían la aplicación de aranceles por parte del mandatario estadounidense.
Trump vinculó específicamente sus aranceles al juicio de Bolsonaro, quien está acusado de intentar revertir su derrota electoral de 2022. Trump ha descrito a Bolsonaro como un amigo y recibió al expresidente brasileño en su resort de Mar-a-Lago cuando ambos estaban en el poder en 2020.
“Este juicio no debería estar teniendo lugar”, escribió Trump en una carta publicada en Truth Social. “Es una cacería de brujas que debería terminar inmediatamente”.
Existe cierto sentido de afinidad, ya que Trump fue encausado en 2023 por sus esfuerzos para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020. El presidente de Estados Unidos dirigió su carta de aranceles al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro en 2022.
Bolsonaro testificó ante el Supremo Tribunal Federal en junio por el supuesto complot para permanecer en el poder después de su derrota electoral de 2022. Los jueces escucharán a otros 26 acusados en los próximos meses. Una decisión podría darse en septiembre, dicen los analistas legales. Bolsonaro ya ha sido inhabilitado por las autoridades electorales del país para ocupar cargos públicos hasta 2030.
El vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, dijo que no ve “ninguna razón” para que Estados Unidos aumente los aranceles a la nación sudamericana.
“Creo que ha sido mal informado”, comentó. “El presidente Lula estuvo encarcelado casi dos años. Nadie cuestionó al poder judicial. Nadie cuestionó lo que el país había hecho. Esto es un asunto de nuestro poder judicial”.
Para Trump, los aranceles son personales
Trump también objetó la multa de la Corte Suprema de Brasil a empresas de redes sociales, diciendo que el bloqueo temporal el año pasado equivalía a «órdenes de censura secretas e ilegales”. Trump dijo que iniciará una investigación bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, que se aplica a países con prácticas comerciales que se consideran injustas para las empresas de Estados Unidos.
Entre las compañías multadas se encuentra X, que no se mencionó en la carta de Trump. X es propiedad de Elon Musk, el multimillonario que hasta hace poco dirigió el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Trump y quien sostuvo una disputa pública sobre el plan presupuestario de Trump que aumenta el déficit. Trump también posee una empresa de redes sociales: Truth Social.
Legisladores brasileños aliados de Lula culparon a Bolsonaro y a dos de sus hijos, el congresista Eduardo Bolsonaro y el senador Flávio Bolsonaro, por las medidas anunciadas por Trump.
“Cada justificación para tomar represalias contra Brasil es política, como si Bolsonaro fuera perseguido políticamente”, dijo el senador Lindbergh Farias, líder del Partido de los Trabajadores, en redes sociales. Los Bolsonaro “deben estar muy felices de dañar a Brasil, nuestra economía y nuestros empleos”.
La carta a Brasil fue un recordatorio de que la política y las relaciones personales con Trump importan tanto como cualquier fundamento económico. Y aunque Trump ha dicho que las altas tasas arancelarias que está estableciendo se basan en desequilibrios comerciales, no estaba claro por sus acciones del miércoles cómo esos aranceles ayudarían a reindustrializar Estados Unidos.
Los aranceles que comenzarán el 1 de agosto serían mayores a los de 10% que Trump impuso a Brasil como parte de su anuncio del 2 de abril. Además del petróleo, Brasil vende jugo de naranja, café, hierro y acero a Estados Unidos, entre otros productos. Estados Unidos tuvo un superávit comercial de 6.800 millones de dólares con Brasil el año pasado, según la Oficina del Censo.
Trump anunció inicialmente sus aranceles declarando una emergencia económica, con el argumento de que Estados Unidos estaba en riesgo debido a déficits comerciales persistentes. Pero esa justificación se vuelve problemática en este caso particular, ya que Trump está vinculando sus aranceles al juicio de Bolsonaro, y Estados Unidos exporta más a Brasil de lo que importa.
Trump también impuso aranceles a socios más pequeños
Trump envió cartas el miércoles a los mandatarios de otras siete naciones: Filipinas, Brunei, Moldavia, Argelia, Libia, Irak y Sri Lanka. Ninguna de ellas es un rival industrial importante para Estados Unidos.
La mayoría de los análisis económicos indican que los aranceles empeorarán las presiones inflacionarias y restarán crecimiento económico, pero Trump ha utilizado los impuestos como una forma de demostrar el poder diplomático y financiero de Estados Unidos tanto sobre rivales como aliados. Su gobierno dice que los impuestos a las importaciones reducirán los desequilibrios comerciales, compensarán parte del costo de los recortes de impuestos que firmó el viernes y harán que los empleos en fábricas regresen a Estados Unidos.
Durante una reunión en la Casa Blanca con líderes africanos, Trump destacó el uso del comercio como herramienta diplomática. El comercio, dijo, “parece ser una base” para él para resolver las disputas entre India y Pakistán, así como entre Kosovo y Serbia.
“Si ustedes van a pelear, nosotros no vamos a comerciar”, dijo Trump. “Y parece que estamos teniendo bastante éxito con eso”.
Trump dijo que las tasas arancelarias en sus cartas se basaban en el “sentido común” y los desequilibrios comerciales, aunque la carta a Brasil indicaba lo contrario. Trump manifestó que no había pensado en aplicar aranceles a los productos de los países cuyos dirigentes estaban reunidos con él en el Despacho Oval —Liberia, Senegal, Gabón, Mauritania y Guinea-Bisáu—, ya que “estos son amigos míos ahora.”
Los países no se están quejando de las tasas descritas en sus cartas, dijo, aunque esos aranceles han estado generalmente cerca de los anunciados el 2 de abril que sacudieron los mercados financieros. El índice bursátil S&P 500 subió el miércoles.
“Realmente no hemos tenido demasiadas quejas porque los estoy manteniendo en un número muy bajo”, manifestó Trump.
La incertidumbre arancelaria regresa con las cartas de Trump
Funcionarios de la Unión Europea, un importante socio comercial, dijeron el martes que no prevén recibir una carta de Trump en la que se indiquen tasas arancelarias. El presidente estadounidense comenzó el proceso de anunciar aranceles el lunes con dos importantes socios comerciales de Estados Unidos: Japón y Corea del Sur, cuyas importaciones serán gravadas con una tasa del 25%.
Según las cartas de Trump del miércoles, las importaciones de Libia, Irak, Argelia y Sri Lanka serían gravadas con un arancel del 30%, las de Moldavia y Brunei con aranceles del 25% y las de Filipinas con una tasa del 20%. Los aranceles comenzarían el 1 de agosto.
La Oficina del Censo informó el año pasado que Estados Unidos tuvo un déficit comercial en bienes de 1.400 millones de dólares con Argelia, de 5.900 millones con Irak, de 900 millones con Libia, de 4.900 millones con Filipinas, de 2.600 millones con Sri Lanka, de 111 millones con Brunei y de 85 millones con Moldavia.
Tomados en conjunto, los déficits comerciales con esos siete países son esencialmente insignificantes en la economía de Estados Unidos, cuyo producto interno bruto es de 30 billones de dólares.
Las cartas fueron publicadas en Truth Social después de que expiró un periodo de negociación de 90 días con un gravamen base del 10%. Trump está dando a los países más tiempo para negociar con su fecha límite del 1 de agosto, pero ha insistido en que no habrá extensiones para los países que reciban cartas.
El presidente amenazó con más aranceles a cualquier país que intente tomar represalias.