La intención de migrar entre los jóvenes venezolanos muestra una caída sostenida y se estabiliza en su punto más bajo desde 2014, así lo revela el estudio Monitor de Bachillerato 2024, elaborado por el Observatorio de Empleabilidad y Procesos Formativos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Según el informe, actualmente solo entre 13 % y 15 % de los jóvenes de las regiones Capital y Oriente Sur mantiene planes de emigrar, una reducción significativa en comparación con el pico de 32 % registrado en 2018. La mayoría ahora proyecta su futuro dentro de Venezuela, y un creciente número desea establecerse en su región de origen: en Caracas este grupo alcanza el 78 %, y en Oriente Sur llega al 49 %.
Aunque el 25 % de los encuestados aún manifiesta una alta probabilidad de irse, el tiempo estimado para concretar ese plan supera los tres años, lo que indica una baja planificación y certeza migratoria. Para los investigadores, esto refleja una transformación en las prioridades juveniles, donde la permanencia en el país comienza a consolidarse como una alternativa viable.
Educación más diversa y con sentido de arraigo
El estudio, basado en 2.719 encuestas realizadas entre abril y julio a estudiantes de 5° año con una edad promedio de 16,5 años, también muestra un renovado interés por la formación académica en Venezuela.
Según el informe, las carreras universitarias largas (de 4 a 5 años) siguen siendo la opción preferida por más de la mitad, aunque también crecen las alternativas como diplomados, cursos cortos y carreras técnicas, en respuesta a la búsqueda de mayor flexibilidad educativa.
Las carreras más demandadas son Medicina, Psicología, Comunicación Social, Ingeniería Informática, Diseño y Administración. No obstante, menos del 50 % de los jóvenes se siente plenamente seguro de su primera opción académica, lo que apunta a un proceso de elección aún en evolución.
Más allá de la elección de carreras, el informe destaca un cambio en la actitud hacia el proceso formativo: los estudiantes valoran la posibilidad de construir su educación de forma autónoma, con rutas que no dependan exclusivamente de las universidades tradicionales. También demandan una mayor oferta académica, tanto en el ámbito universitario como en la educación técnica.
En conjunto, los datos del Monitor de Bachillerato 2024 trazan el perfil de una generación que, pese a las dificultades del entorno, empieza a visualizar su desarrollo profesional dentro del país, con expectativas moderadas pero reales, y una creciente valoración por la permanencia, la formación flexible y el arraigo regional.