El caso de César Augusto De Caro Marino, desaparecido en julio de 2008 en circunstancias nunca esclarecidas, se ha convertido en un símbolo de cómo el poder, las relaciones jurídicas y la influencia institucional pueden prolongar una disputa por más de una década.
Según las denuncias consignadas ante el Ministerio Público, el abogado Mario Enrique Villarroel Lander y su hijo Morris Villarroel Sierralta habrían tenido participación en la administración de los bienes del empresario tras su desaparición, presentada inicialmente como un secuestro. Con el paso de los años, el expediente se amplió con acusaciones por fraude procesal, acoso, intimidación y uso indebido de posiciones de poder.
De acuerdo con los documentos presentados por la familia del desaparecido César Augusto de Caro, Villarroel mantenía poderes notariales sobre una cuenta de inversión de nueve millones de dólares en el banco Merrill Lynch (Nueva York), originalmente abierta junto a la madre del empresario. Semanas antes de desaparecer, César De Caro había intentado revocar ese poder y excluir la firma de Villarroel en esta cuenta. Tras su ausencia, una mujer identificada como Nohelia Betancourt Arellano fue presentada ante tribunales como concubina del empresario y designada administradora provisional de los bienes, lo que permitió que las propiedades quedaran en manos del entorno Villarroel gracias al apoyo de Eladio Aponte Aponte. La familia De Caro sostiene que esta figura fue creada judicialmente para legitimar la ocupación de los bienes y desviar el control patrimonial.

En 2022, la hermana del empresario, Milagro Elfrida De Caro Ortiz, denunció ante el Servicio de Abordaje a Víctimas de Violencia de Género del Ministerio Público haber sido acosada y amenazada por Mario y Morris Villarroel, quienes le exigían desistir de sus reclamos sobre la herencia familiar. La Fiscalía dictó medidas de protección que prohíben a los señalados acercarse o comunicarse con la denunciante. En su declaración, De Caro Ortiz relató que vivió bajo un clima de hostigamiento y temor, con mensajes y advertencias destinadas a impedirle continuar el proceso judicial.

El caso tomó un nuevo rumbo cuando el Poder Judicial venezolano recuperó los bienes inmuebles de César De Caro Marino en Caracas, que estaban en posesión de terceros vinculados a los Villarroel. En el procedimiento se incautaron cajas con documentos, equipos pertenecientes a la Cruz Roja Internacional y un vehículo de lujo Rolls-Royce, considerado único en el país. Durante el acto judicial, el abogado Morris Sierralta fue desalojado del inmueble tras negarse a identificarse ante el tribunal. Los bienes fueron entregados a los herederos legítimos, mientras las cuentas internacionales del empresario siguen bajo investigación.

La trayectoria pública de Mario Villarroel Lander también ha sido objeto de controversia. En 2023, fue separado de la presidencia de la Cruz Roja Venezolana luego de múltiples denuncias internas por abuso de poder, acoso y manejo irregular de recursos presentadas por voluntarios y personal de la institución.
Para la familia De Caro, la reciente restitución de los bienes representa un primer paso hacia la justicia en una historia marcada por la desaparición, el silencio y el uso de influencias que durante años mantuvieron su patrimonio fuera de sus manos.

Con información de Alberto News
 
  
  
 


 
  
 








