La compañía energética estadounidense Chevron mantuvo su política de retribución al accionista durante 2025, en un entorno marcado por la volatilidad de los precios del crudo y las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Venezuela. La empresa devolvió más de 25.000 millones de dólares a sus inversores mediante dividendos y recompras de acciones, aun cuando sus ingresos anuales registraron una caída interanual del 3,6 %, situándose en 187.000 millones de dólares.
Las operaciones de la petrolera en territorio venezolano ganaron relevancia debido a las variaciones en las sanciones aplicadas por la administración de Donald Trump. Sin embargo, esta actividad representa un porcentaje de un solo dígito respecto a la producción global de la firma y aporta una fracción menor a su flujo de caja consolidado. Esta exposición limitada restringe el impacto financiero directo y mantiene el riesgo geopolítico como un factor de cautela para el mercado.
En el ámbito bursátil, las acciones de Chevron subieron un 3 % en 2025, rendimiento que se ubicó por debajo del 14 % registrado por el índice S&P 500. Este comportamiento refleja la reserva de los inversores ante las variaciones en las ganancias por materias primas y las dudas sobre el potencial de crecimiento a largo plazo.
La dirección de la empresa ejecuta un programa de recompra de acciones con un límite de 20.000 millones de dólares anuales. Con esta medida, la petrolera prioriza el retorno de efectivo excedente por encima del crecimiento basado en el aumento de la producción, lo que permite reducir el número de acciones en circulación y preservar la flexibilidad del balance.
Chevron orientó su cartera de exploración y producción hacia activos de menor costo, mientras que sus divisiones de refinación y productos químicos aportaron diversificación frente a la baja de los precios del petróleo. La compañía mantuvo sus inversiones de capital bajo control, con un promedio anual de entre 15.000 y 17.000 millones de dólares. Durante los últimos doce meses, los ingresos operativos sumaron 15.000 millones de dólares, lo que arrojó un margen operativo del 8,1 %.
En términos de liquidez, la energética generó un flujo de caja operativo cercano a los 32.000 millones de dólares, con un margen de flujo de caja del 17 %. La ganancia neta se situó en aproximadamente 13.000 millones de dólares, reflejando un margen neto del 6,8 %.
Al cierre del último trimestre, Chevron registró una deuda de cerca de 42.000 millones de dólares frente a una capitalización bursátil de 290.000 millones de dólares. Esta relación equivale a una ratio de endeudamiento del 13,8 %. La disponibilidad de efectivo y equivalentes alcanzó los 7.700 millones de dólares, lo que representa el 2,4 % de los activos totales.
La lógica de inversión en la compañía se apoya en la sostenibilidad de su flujo de caja y en una asignación de capital enfocada en la rentabilidad del accionista, según destaca un análisis de la revista Forbes.













