Las cosas parecían mejorar para Venezuela en 2022. Tras años de gobierno autoritario y severas sanciones económicas, el presidente Nicolás Maduro había acordado trabajar para lograr una elección presidencial democrática. La Casa Blanca, a cambio, le otorgó un salvavidas financiero: un permiso para que el gigante energético estadounidense Chevron bombee y exporte petróleo venezolano.
Los pozos petroleros volvieron a la vida y enormes buques cisterna regresaron a las costas de Venezuela para ser cargados con crudo pesado y difícil de refinar destinado a Estados Unidos.
Las elecciones prometidas por Maduro no fueron ni justas ni libres, y el veterano presidente juró este mes su tercer mandato de seis años a pesar de que hay pruebas creíbles de que su oponente obtuvo más votos. Sin embargo, el aplazamiento de las sanciones que Estados Unidos ofreció “para apoyar la restauración de la democracia” sigue ayudando a llenar las arcas estatales.
La oposición venezolana dice que el gobierno de Maduro ha ganado miles de millones de dólares con las exportaciones permitidas por el permiso.
La Casa Blanca ha ignorado los llamados de la principal coalición opositora, así como de republicanos y demócratas en el Congreso estadounidense, para cancelar un permiso que ahora representa alrededor de una cuarta parte de la producción petrolera del país sudamericano.
Los altos funcionarios del gobierno han tenido dificultades para explicar por qué el permiso se mantuvo vigente bajo el interrogatorio de los periodistas, y se han limitado a decir que la política de sanciones hacia Venezuela se revisa con frecuencia. El presidente Joe Biden dijo a los periodistas la semana pasada que «no tenía suficientes datos» para ajustar las sanciones relacionadas con el petróleo antes de dejar el cargo el lunes.
Un salvavidas para la economía de Venezuela
Venezuela posee las mayores reservas de petróleo probadas del mundo y en el pasado las utilizó para impulsar la economía más fuerte de América Latina. Pero la corrupción, la mala gestión y las eventuales sanciones económicas de Estados Unidos hicieron que la producción disminuyera de manera constante desde los 3,5 millones de barriles por día bombeados en 1999, cuando el fogoso Hugo Chávez tomó el poder y comenzó su autodenominada revolución socialista, a menos de 400.000 barriles por día en 2020.
Chevron Corp., con sede en California, que invirtió por primera vez en Venezuela en la década de 1920, realiza negocios en el país a través de empresas conjuntas con la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA, comúnmente conocida como PDVSA.
Las empresas conjuntas produjeron alrededor de 200.000 barriles al día en 2019, pero al año siguiente, las sanciones estadounidenses impuestas por el entonces presidente Donald Trump obligaron a Chevron a reducir la producción.
En 2020, cuando la pandemia de COVID-19 contribuyó a una caída del 30% de la actividad económica del país, el Banco Central de Venezuela reportó una inflación interanual de más de 1.800%. Para muchos, hurgar en la basura en busca de restos de comida u objetos de valor se convirtió en una actividad habitual.
Venezuela, excluida de los mercados petroleros mundiales por las sanciones estadounidenses, vendió el petróleo que le quedaba con un descuento (aproximadamente un 40% por debajo de los precios del mercado) a compradores como China y otros mercados asiáticos. Incluso comenzó a aceptar pagos en rublos rusos , bienes de trueque o criptomonedas.
‘San Chevron’
Una vez que Chevron obtuvo una licencia para exportar petróleo a Estados Unidos, sus empresas conjuntas rápidamente comenzaron a producir 80.000 barriles por día y, en 2024, superaron su producción diaria de 2019. Ese petróleo se vende a precios del mercado mundial.
Los términos de la licencia prohíben a Chevron pagar directamente impuestos o regalías al gobierno de Venezuela, pero la empresa envía dinero a las empresas mixtas, que son de propiedad mayoritaria de PDVSA.
“Lo que Chevron está haciendo es comprar petróleo a empresas mixtas”, dijo el economista venezolano Francisco Rodríguez. “Esta compra de petróleo es lo que genera los ingresos de las empresas mixtas”, y esos ingresos pagan impuestos y regalías al gobierno de Venezuela.
No está claro exactamente cómo el gobierno venezolano, que dejó de publicar casi todos sus datos financieros hace varios años, utiliza estos ingresos. Ni el gobierno ni Chevron han hecho públicos los términos del acuerdo que permite el regreso de la empresa a Venezuela.
Chevron no respondió preguntas de The Associated Press sobre las empresas conjuntas, incluidos los pagos realizados al tesoro de Venezuela.
“Chevron lleva a cabo sus negocios en Venezuela cumpliendo con todas las leyes y regulaciones aplicables”, dijo el portavoz de Chevron, Bill Turenne, en un comunicado.
El economista José Guerra, exgerente de investigación económica del Banco Central de Venezuela, dijo que el impacto de la licencia se refleja en parte en las reservas de efectivo en moneda extranjera del país, que aumentaron en aproximadamente 1.000 millones de dólares entre febrero de 2022 y noviembre de 2024, según los datos de la institución. El gobierno utiliza sus reservas en dólares en parte para mantener un tipo de cambio artificialmente bajo entre el dólar estadounidense y el bolívar venezolano.
“La única explicación es que Chevron exporta sin descuentos, exporta todo, los 200.000 barriles van al exterior, y eso es lo que alimenta las reservas”, dijo Guerra. “Yo lo llamo San Chevron”.
Los críticos dicen que el permiso no ha fomentado la democracia
El resultado de las elecciones presidenciales de Venezuela y la posterior campaña de represión han provocado nuevos pedidos de rescindir las licencias.
“Al final, uno se pregunta, y con toda razón, por qué la administración Biden sigue manteniendo una licencia cuyo objetivo no se logró”, dijo Rafael de la Cruz, quien es asesor de la campaña opositora de Edmundo González y María Corina Machado. Indicó que la oposición ha estimado que el gobierno de Maduro ha recibido unos 4.000 millones de dólares por la operación de las empresas mixtas.
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela, repleto de partidarios del gobierno, declaró a Maduro ganador de las elecciones del 28 de julio horas después del cierre de las urnas. Pero a diferencia de las elecciones anteriores, las autoridades electorales no proporcionaron recuentos detallados de los votos, mientras que la oposición recopiló actas del 85% de las máquinas de votación electrónica que mostraban que su candidato, González, ganó por un margen de más de dos a uno. Expertos de la ONU y el Centro Carter con sede en Estados Unidos, ambos invitados por el gobierno de Maduro para observar las elecciones, dijeron que las actas publicadas por la oposición son legítimas .
“Las elecciones fueron robadas, por lo tanto, no existen bases para levantar las sanciones”, dijo Elliot Abrams, quien fue representante especial para Venezuela durante el primer mandato de Trump. “Entonces, ¿por qué el gobierno no vuelve a imponer las sanciones en su totalidad?”
Maduro sigue alardeando de su resistencia a la influencia estadounidense. “Venezuela no será colonizada ni dominada, ni por la diplomacia de la zanahoria ni por la diplomacia del garrote”, dijo después de tomar juramento el 10 de enero. “Venezuela debe ser respetada”.
La renovación de las sanciones podría impulsar la migración
Los resultados controvertidos han profundizado la prolongada crisis social, económica y política de Venezuela, que ha sumido a millones de personas en la pobreza, ha impedido el crecimiento de niños hambrientos y ha obligado a familias enteras a migrar. Más de 7,7 millones de venezolanos ya han abandonado su patria desde que Maduro asumió la presidencia en 2013.
En un análisis publicado en diciembre, Rodríguez dijo que una decisión del gobierno estadounidense de revocar la licencia de Chevron o endurecer aún más las sanciones “tendría efectos perceptibles en la migración”. Estimó que más de 800.000 venezolanos podrían emigrar entre 2025 y 2029 si se cancela la licencia de Chevron.
Tras la toma de posesión de Maduro, Biden defendió su decisión de no endurecer las sanciones al sector petrolero de Venezuela, explicando que la idea “aún se está investigando en términos de qué impacto tendría y si sería o no reemplazado por el mercado petrolero de Irán o de cualquier otro” país.
“Lo que importa es lo que ocurrirá después”, dijo a los periodistas.
Con información de Noticiero Digital