Un magnate de Florida con estrechos vínculos con el Partido Republicano organizó la reciente reunión entre el gobernante venezolano, Nicolás Maduro, y un enviado especial del presidente Donald Trump, sentando las bases para un importante acuerdo que permitiría al régimen socialista aumentar sus ventas de petróleo a los Estados Unidos a cambio de aceptar cientos de miles de deportados venezolanos.
Por: El Nuevo Herald
Fuentes familiarizadas con las negociaciones dijeron al Miami Herald que el empresario Harry Sargeant III del condado del Palm Beach, un importante donante del Partido Republicano que ha tratado de ampliar sus anteriores negocios de petróleo y asfalto en Venezuela, trabajó tras bastidores para facilitar la reunión entre Maduro y el enviado, Richard Grenell, un diplomático durante el primer mandato de Trump.
Sus conversaciones llevaron al acuerdo en el que el hombre fuerte socialista aceptó el ingreso de los futuros vuelos de venezolanos deportados por la administración Trump, una decisión que de inmediato enfureció a los venezolanos en el sur de Florida que contaban con el estatus migratorio temporal y que ahora temen ser enviados de regreso a una nación inmersa en el colapso económico y gobernado por un sangriento régimen que enfrenta acusaciones por cometer crímenes de lesa humanidad.
La pregunta que surgió inmediatamente para los observadores después de la sorprendente noticia de la semana pasada fue si el acuerdo tenía condiciones: ¿Qué le prometió el gobierno de Estados Unidos a Maduro a cambio de aceptar recibir de regreso a los deportados venezolanos?
Aunque los detalles de la reunión del 31 de enero en Caracas no se han revelado por completo y los funcionarios de la administración Trump afirman que no se discutió ningún quid pro quo, tres fuentes familiarizadas con la situación dijeron que el objetivo de Maduro era aprovechar la aceptación de su país de los deportados venezolanos para el levantamiento parcial o total de las sanciones estadounidenses contra la petrolera estatal venezolana, Petróleos de Venezuela, PDVSA.
En su reunión con el enviado de Trump, Maduro solicitó que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos renueve una licencia que permitirá a Chevron USA producir petróleo en Venezuela durante otros seis meses. La licencia fue prorrogada el sábado 1 de febrero.
“Lo que Maduro ganó fue la renovación automática de la licencia de Chevron, que Maduro temía que Trump iba a suspender”, dijo una de las fuentes que habló bajo condición de anonimato. “A cambio, Maduro aceptó los vuelos [de los deportados venezolanos] con la esperanza de conseguir que su régimen dejara de ser percibido por Trump como un problema y se convirtiera en una solución circunstancial para una de las principales áreas de preocupación de Trump, desarmando así la bomba de tiempo que ve en Trump y retrasando el riesgo de que Trump actúe contra ellos con toda furia,” agregó la fuente.
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