Un vuelo comercial con 200 migrantes provenientes de Asia Central y la India aterrizará en Costa Rica, marcando un nuevo capítulo en la cooperación migratoria entre este país centroamericano y Estados Unidos. Según informó The New York Times, este traslado forma parte de un acuerdo en el que el país centroamericano servirá como punto de tránsito para la repatriación de personas que ingresaron de manera irregular al territorio estadounidense.
Este proceso, financiado completamente por el gobierno estadounidense y supervisado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), busca facilitar el retorno de los migrantes a sus países de origen.
De acuerdo con la Casa Presidencial de Costa Rica, el primer grupo de deportados llegará el miércoles y será trasladado al Centro de Atención Temporal para Migrantes (CATEM), ubicado en el cantón de Corredores, cerca de la frontera con Panamá.
Este centro servirá como refugio temporal mientras se coordina su repatriación. Aunque las autoridades costarricenses no han especificado cuántos migrantes más podrían ser enviados en el futuro ni cuánto tiempo permanecerán en el país, el gobierno dejó claro que su territorio actuará únicamente como un “puente” en este proceso.
Un modelo replicado en Panamá y financiado por Estados Unidos
El caso de Costa Rica no es aislado. Según detalló EFE, Panamá ya recibió vuelos similares en las últimas semanas, transportando migrantes de Asia, África y el Medio Oriente. Este modelo de cooperación, que incluye la financiación de vuelos por parte de Estados Unidos, parece ser una estrategia clave en las políticas migratorias de la administración estadounidense.
Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, las medidas para controlar la inmigración irregular se han endurecido, incluyendo deportaciones masivas y acuerdos con países de tránsito como Costa Rica y Panamá.
El ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, explicó que su país estableció un protocolo conjunto con Costa Rica para gestionar el retorno de migrantes irregulares. Este protocolo incluye la concentración de los deportados en centros de atención temporal, como el CATEM en Costa Rica, antes de ser trasladados a otros puntos fronterizos, como Metetí en Darién (Panamá) o Los Planes de Gualaca, y finalmente repatriados por vía aérea o marítima. Este proceso se realiza en coordinación con un memorando de entendimiento firmado con Estados Unidos.