Edmundo González, actualmente asilado en Madrid, ha declarado que sería «muy grato» que el Gobierno español lo reconozca formalmente como tal.
González, un veterano diplomático de 74 años, salió de Venezuela el 8 de septiembre para evitar su encarcelamiento por el régimen de Nicolás Maduro, quien sigue en el poder a pesar de no haberse mostrado las actas electorales de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Esta situación ha sido documentada por el equipo de oposición liderado por María Corina Machado, que logró publicar los resultados de 84% de las mesas electorales, exponiendo así el fraude electoral.
En una reciente entrevista, González describió su vida en Madrid como «muy buena», aunque prefirió que hubiese sido bajo circunstancias distintas.
Explicó que su rutina diaria se centra en las actividades internacionales destinadas a denunciar las violaciones de derechos humanos en Venezuela, donde la situación política se ha deteriorado significativamente, con el cierre de cerca de 400 medios de comunicación desde 2004.
El exilado ha realizado una intensa gira por varios países, donde ha mantenido reuniones con líderes internacionales. Aseguró que el balance de estos encuentros ha sido «altamente positivo», gracias a la receptividad mostrada hacia su causa.
Uno de los temas más complejos que González ha enfrentado es la desaparición de su yerno en Caracas el 7 de enero, quien fue secuestrado en presencia de sus dos hijos menores.
A este respecto, González enfatizó que «con la desaparición de mi yerno buscan doblegarme», afirmando que este acto es una forma de extorsión. Desafortunadamente, hasta la fecha, no se han recibido noticias sobre su paradero.
González explicó que su hija está atravesando una situación difícil, pero se mantiene fuerte en su búsqueda de su esposo. Afirmó que el régimen utiliza estos secuestros como una táctica para desestabilizar a los opositores, un fenómeno que afecta a muchos familiares de políticos en Venezuela.
En cuanto a la posibilidad de un retorno, González expresó que las amenazas sobre su vida eran significativas, lo que impidió su regreso a Venezuela para asumir su puesto el 10 de enero. Insistió en que su objetivo es continuar trabajando para recuperar la democracia en el país, resaltando la importancia de la presión sobre las Fuerzas Armadas para que dejen de apoyar a Maduro.
Finalmente, González Urrutia subrayó que aunque no mantiene contacto directo con el régimen, considera que el diálogo es fundamental en la política.
Además, mostró su agradecimiento a la comunidad internacional por el apoyo y lamentó que el Gobierno español aún no lo reconozca oficialmente como presidente electo.
González concluyó con un mensaje esperanzador hacia los venezolanos, instando a mantener la fe en la recuperación de la democracia y ofreciendo un llamado a la unidad para restablecer las libertades en Venezuela.