Comerciantes de petróleo han estado etiquetando envíos de crudo venezolano como si fueran procedentes de Brasil, en una estrategia que busca eludir las sanciones impuestas por Estados Unidos y facilitar la llegada del crudo a China.
Según reportaron fuentes comerciales, rastreadores de buques y documentos revisados por Reuters, entre julio de 2024 y marzo de este año, China registró importaciones de cerca de 67.000 barriles diarios de una mezcla de betún declarada como brasileña, valoradas en unos 1.200 millones de dólares. Sin embargo, ni las estadísticas de Brasil ni la petrolera estatal Petrobras reportan exportaciones de ese producto a China, lo que refuerza las sospechas sobre el origen real del crudo.
Las maniobras que incluyen la manipulación de señales satelitales de los petroleros, permiten que estos simulen zarpar desde puertos brasileños, cuando en realidad cargan petróleo en Venezuela. Este método no solo acorta la ruta de navegación al evitar transbordos en Malasia, sino que también facilita el acceso a financiamiento bancario, según explicaron operadores bajo condición de anonimato.
Cambio de clasificación
Una de las prácticas más comunes es hacer pasar el crudo Merey 16, el petróleo pesado insignia de Venezuela, como mezcla bituminosa brasileña, un tipo de producto que no requiere cuotas especiales de importación en China. Esta clasificación ha sido utilizada históricamente por las refinerías independientes chinas, principales compradoras de crudo de países sancionados.
Entre los casos documentados figura el del petrolero liberiano Karina, que en febrero cargó 1,8 millones de barriles de Merey 16 para la intermediaria Hangzhou Energy, cambiando su identidad a «Katelyn» y falsificando su ubicación para aparentar un zarpe desde Brasil. La carga fue finalmente descargada en el puerto de Yangpu, China, en abril pasado.
Según datos de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) y cálculos de Reuters, el volumen de petróleo y combustible pesado enviado desde Venezuela a China alcanzó los 463.000 barriles diarios en los primeros cuatro meses de 2025, un aumento frente al promedio de 351.000 barriles diarios en 2024.
No obstante, más del 90 % de estas exportaciones se siguen registrando oficialmente como procedentes de Malasia o como betún mixto, y solo una fracción mínima se declara como petróleo venezolano.
China ha reiterado su rechazo a las sanciones unilaterales, mientras que Venezuela considera estas medidas como parte de una «guerra económica» impulsada por Washington.
Contexto
Este incremento en los flujos comerciales petroleros ocurre en un momento de alta tensión en las relaciones económicas internacionales, cuando Estados Unidos y China anunciaron una suspensión parcial, por 90 días, de los aranceles adicionales impuestos mutuamente, así como la creación de un mecanismo permanente de diálogo bilateral. No obstante, el comercio energético continúa siendo un terreno minado en la disputa geopolítica.
En los últimos meses, la administración estadounidense ha endurecido las sanciones contra Venezuela. La Licencia General 8 O de EE. UU. que permitía a contratistas petroleros operar en Venezuela pese a las sanciones, expiró a las 12:01 am del viernes 9 de mayo, por lo que desde ahora no podrán concretar transacciones con el Ejecutivo venezolano.
Además, Washington suspendió hasta el 27 de mayo la licencia que permitía a Chevron operar en el país, mientras que la nueva Licencia General 41B impone restricciones más severas, prohibiendo cualquier exportación de crudo venezolano a terceros países y cualquier pago a PDVSA, además de vetar transacciones con entidades venezolanas ligadas a Rusia.
A esta ofensiva se suma la decisión del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 25 % a los países que compren petróleo o gas venezolano. En un mensaje claro de presión económica, Trump advirtió que cualquier nación que comercie con hidrocarburos venezolanos pagará ese gravamen sobre cualquier intercambio que haga con Estados Unidos.
Estas medidas revierten la flexibilización aplicada bajo la administración de Joe Biden, que en noviembre de 2022 había otorgado a Chevron una autorización especial para reactivar operaciones en Venezuela, con la expectativa de que el gobierno de Maduro colaborara en la repatriación de migrantes irregulares. Según Trump, Maduro incumplió esos compromisos, lo que justifica, a su juicio, el endurecimiento de las sanciones.