El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, se vio envuelto en una tensa confrontación con el presidente estadounidense, Donald Trump, quien reiteró acusaciones infundadas sobre un supuesto “genocidio blanco” en Sudáfrica, durante una reunión en la Casa Blanca.
Según Associated Press, el encuentro inicialmente marcado por un tono cordial, rápidamente se transformó en un episodio cargado de tensiones diplomáticas.
Trump, quien había comenzado la reunión buscando «mejorar las relaciones bilaterales», acusó a Sudáfrica de estar llevando a cabo un «ataque sistemático contra los agricultores blancos del país», algo que las autoridades sudafricanas han negado reiteradamente.
Trump mostró videos y artículos que, según él, respaldaban sus afirmaciones, incluyendo imágenes que mostraban lo que él describió como un “cementerio” de agricultores blancos asesinados. Sin embargo, Ramaphosa refutó estas acusaciones, argumentando que muchos de los videos en circulación «no eran representativos de la situación real y que los crímenes en áreas rurales afectaban tanto a agricultores blancos como a trabajadores rurales de otras razas, en gran parte debido a delitos oportunistas como robos».
En un punto crítico de la conversación, Trump cuestionó por qué no se arrestaba al líder opositor Julius Malema, quien ha sido un defensor de políticas radicales sobre tierras, incluyendo el canto de una canción polémica del apartheid. Ramaphosa aclaró que, aunque condenaba el contenido de la canción, el marco legal de Sudáfrica reconoce la libertad de expresión, y que Malema había sido procesado judicialmente por la controversia.
Además, Trump continuó insistiendo en que «las tierras de los agricultores blancos estaban siendo confiscadas», una afirmación que ignora que, bajo las nuevas leyes sudafricanas, no se ha producido una expropiación masiva, y que los blancos, que constituyen solo el 7 % de la población, siguen siendo dueños de más del 70 % de las tierras agrícolas comerciales del país.
Este enfrentamiento se da en un contexto de creciente tensión entre los dos gobiernos. A principios de este año, la administración Trump criticó a Sudáfrica por lo que considera una «persecución sistemática» de los agricultores afrikáneres, y recientemente, 59 sudafricanos de esta comunidad llegaron a Estados Unidos como refugiados.
Mientras tanto, la relación entre ambos países sigue siendo frágil, con diferencias notorias en temas clave como el conflicto israelí-palestino, las políticas comerciales y la cooperación en foros internacionales.