Los hermanos Erik y Lyle Menéndez, quienes asesinaron a sus padres hace más de 30 años, están en medio de las miradas tras el estreno de una serie de Netflix sobre el caso. Ahora muchos se preguntan qué ocurrió con la millonaria fortuna de la familia.
Ambos argumentaron durante el juicio que mataron a sus padres tras años de abusos físicos, emocionales y sexuales. No obstante, los fiscales alegaron que el móvil fue la codicia, buscando recibir la millonaria herencia familiar, valuada en 14,5 millones de dólares.
La familia Menéndez también tenía una casa de 2,65 millones de dólares en Calabasas, California. Asimismo, tenía 6,58 millones de dólares repartidos en 330.000 acciones de la empresa Live Entertainment, en donde el padre, José Menéndez, era director ejecutivo.
Sin embargo, tras el asesinato y el arresto de los hermanos, este patrimonio comenzó a desmoronarse rápidamente. Los registros judiciales desclasificados en 1994 revelaron que la mayoría de la herencia se agotó debido a impuestos, honorarios legales y pérdidas por la depreciación de los activos.