Los casos de dengue en el condado de Los Ángeles están aumentando de manera significativa este año. Según datos recientes publicados por Los Angeles Times, ya se han reportado 11 casos de dengue de transmisión local.
Estas infecciones son motivo de preocupación para las autoridades sanitarias, ya que las personas infectadas no han viajado recientemente a zonas donde el dengue es común, lo que indica una transmisión dentro de la comunidad local, desafiando la idea de que la enfermedad solo afecta a regiones tropicales y subtropicales, como el sureste de Estados Unidos y el Caribe.
En Estados Unidos, la transmisión local del dengue sigue siendo inusual, pero las cifras muestran una tendencia ascendente en algunas áreas. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), hasta ahora se han registrado 4,439 casos de dengue de transmisión local en el país, siendo la mayoría en Puerto Rico, según ABC News.
En el estado de Florida se han reportado 49 casos en lo que va del año, y el reciente aumento en California marca una alerta para las autoridades de salud. Los CDC emitieron en junio una alerta de salud advirtiendo a los profesionales médicos sobre el riesgo de infección por el virus, destacando la importancia de diagnosticar correctamente la enfermedad incluso en pacientes sin antecedentes de viaje.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente por el Aedes aegypti y el Aedes albopictus, especies que también propagan otras enfermedades, como el zika y el chikungunya. La infección es causada por uno de los cuatro serotipos del virus del dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4), lo que significa que una persona puede infectarse hasta cuatro veces en su vida.
Aunque el dengue se asocia principalmente con climas cálidos y húmedos, la expansión de su área de propagación preocupa a las autoridades de salud, especialmente en un contexto de cambio climático y globalización que facilita el desplazamiento de personas y patógenos.
Los síntomas del dengue suelen aparecer entre 4 y 10 días después de la picadura de un mosquito infectado. La mayoría de los casos se presentan con fiebre alta, acompañada de dolor de cabeza intenso, dolor detrás de los ojos, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos y erupción cutánea. Esta combinación de síntomas ha llevado a que esta enfermedad sea popularmente conocida como “fiebre rompehuesos” debido a la intensidad del dolor corporal que puede generar.
En algunos casos, la enfermedad puede evolucionar a una forma más grave conocida como dengue grave o dengue hemorrágico, que puede causar sangrado, problemas respiratorios y fallos en órganos vitales. El dengue grave requiere atención médica urgente y puede ser mortal si no se trata adecuadamente.
Tradicionalmente, el dengue ha sido una enfermedad endémica en países de Asia, América Latina y África, donde el clima favorece la proliferación de mosquitos. En el continente americano, el dengue es común en países de América Central, Sudamérica y el Caribe, incluyendo Puerto Rico, donde se han registrado la mayoría de los casos de transmisión local en Estados Unidos.
Sin embargo, en los últimos años se ha documentado la propagación del dengue en estados de EE.UU. como Florida y Texas. El aumento reciente de casos en California, particularmente en el condado de Los Ángeles, representa un reto nuevo, ya que el estado no había registrado casos locales en más de una década.
Transmisión y control del dengue
El dengue se transmite exclusivamente a través de la picadura de mosquitos infectados. A diferencia de otras enfermedades virales, el dengue no se contagia de persona a persona, lo que significa que los esfuerzos de control deben enfocarse en reducir la población de mosquitos y prevenir las picaduras.
Los programas de control incluyen medidas de fumigación en áreas afectadas, campañas de eliminación de criaderos de mosquitos y sensibilización a la población sobre la importancia de protegerse contra las picaduras mediante el uso de repelentes, mosquiteros y ropa de manga larga.
El cambio climático y el aumento de la urbanización sin un adecuado saneamiento han favorecido la expansión de los mosquitos que transmiten esta enfermedad. Factores como el aumento de la temperatura y la humedad crean condiciones óptimas para la reproducción de los mosquitos en lugares que antes no eran propensos a estos brotes. En California, el desafío es especial porque la infraestructura y la concienciación pública no están tan preparadas para enfrentar el dengue como en regiones endémicas.
Actualmente, no existe un tratamiento antiviral específico para el dengue. Los casos leves se manejan principalmente mediante reposo, hidratación y medicamentos para aliviar el dolor y la fiebre. Sin embargo, algunos fármacos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), deben evitarse debido a que pueden aumentar el riesgo de sangrado.
En casos graves, es fundamental la hospitalización para recibir soporte médico, incluyendo fluidos intravenosos y, en casos de dengue hemorrágico, transfusiones de sangre.
Para prevenir el dengue, los CDC y otras organizaciones de salud pública enfatizan la importancia de evitar las picaduras de mosquitos. Entre las recomendaciones están el uso de repelentes con DEET, la instalación de mosquiteros en ventanas y puertas, y la eliminación de recipientes donde se pueda acumular agua estancada, ya que estos son criaderos potenciales para mosquitos.
Con información de Infobae