El estado Sucre atraviesa una de sus peores crisis productivas tras la paralización de su flota pesquera durante este año. La falta de acceso al combustible, o su venta a precios elevados, ha impedido que los barcos puedan zarpar, afectando directamente la economía regional y nacional.
El gobierno anunció un plan piloto para atender la situación, pero la falta de continuidad dejó el problema sin solución. «El plan piloto no resultó. Trajeron algunos números y no se volvió a ejecutar. Esto ocasiona pérdidas por encima de los 20 millones de dólares. Igualmente, son miles de empleos directos e indirectos los que se pierden», declaró Abelardo Kasabdji, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de Cumaná.
Kasabdji recordó que, antes de la crisis, Sucre contaba con una flota de aproximadamente 160 barcos, cada uno con capacidad para zarpar con 15 tripulantes. Estos trabajadores representan los empleos directos de la actividad, pero el impacto se extiende mucho más allá: la cadena de empleos indirectos involucra a quienes dependen de la pesca para comercializar, procesar y distribuir los productos.
El combustible como eje del problema
El gremialista también subrayó la magnitud del déficit energético que mantiene paralizada la actividad. «La pesca simplemente necesita 7 millones de litros de gasoil al mes para operar. Es decir, no es nada en comparación con la producción nacional de combustible», señaló.
Sector estratégico en riesgo
La paralización de la flota pesquera no solo golpea a los trabajadores y empresarios del sector, sino que también compromete el abastecimiento alimentario y la economía de Sucre, históricamente reconocida como una de las principales regiones pesqueras de Venezuela. La falta de soluciones sostenibles mantiene en incertidumbre a miles de familias que dependen de esta actividad.
Con información de Fedecámaras Radio.













