El escandaloso asesinato de la joven estudiante de enfermería Laken Riley tuvo una dura sentencia contra su homicida, el venezolano José Antonio Ibarra, a quien la justicia estadounidense condenó a cadena perpetua este miércoles.
Con 26 años, José pasará el resto de su vida privado de libertad tras ser acusado de abuso sexual y posterior asesinato contra la joven norteamericana.
El tribunal del condado de Athens-Clarke, presidido por el juez H. Patrick Haggard, encontró a Ibarra culpable de los 10 cargos en su contra, entre los que figuraban acusaciones por homicidio doloso, asesinato con malicia, secuestro con lesiones corporales, agresión agravada con intención de violación y acoso, reseñó CNN.
Para la suerte del venezolano, la fiscalía no solicitó la pena de muerte para este caso. No obstante, la madre de Laken Riley, Allyson Phillips, imploró al juez que dictase una sentencia severa contra Ibarra.
“No hay fin para el dolor, el sufrimiento y la pérdida que hemos experimentado y seguiremos soportando. En ese día horrible, mi preciosa hija fue atacada, golpeada y no tuvo piedad. Luchó por su vida y su dignidad y por salvarse de ser brutalmente violada”, manifestó la progenitora.
Y agregó: “Este cobarde enfermo, retorcido y malvado no mostró ningún respeto por Laken ni por la vida humana. Pedimos que se le haga lo mismo”, agregó Phillips.
“La vida de Laken no fue la única que se perdió el día que José Ibarra la atacó. También se perdió la vida de su familia y amigos. Ninguno de nosotros volverá a ser el mismo”, concluyó la madre.
Por su parte, Lauren Phillips, hermana de la fallecida Laken, también se pronunció en el juicio. Describió a Ibarra de manera categórica, señalándolo como un “monstruo” y expresó con firmeza su certeza sobre su culpabilidad en la muerte de Riley. “José Antonio Ibarra ha arruinado mi vida total y completamente”,declaró.
“Solo puedo esperar y rezar para que reciba una sentencia que arruine la suya. Gracias”, concluyó la hermana de Laken Riley.
El caso, oficialmente cerrado este miércoles, se reportó el pasado 22 de febrero, cuando Laken Riley, una estudiante de enfermería de la Universidad de Georgia, salió a correr como parte de su rutina diaria, pero nunca regresó.
Horas después, la policía localizó su cuerpo en un área boscosa cerca del campus, tras una denuncia de sus compañeras de cuarto por su desaparición. Este trágico hallazgo marcó el inicio de un caso que no solo impactó a la comunidad universitaria, sino que también resonó a nivel nacional por las circunstancias que rodearon su muerte.
Según las investigaciones, Jose Antonio Ibarra interceptó a la joven mientras corría. La fiscalía argumentó que el motivo del ataque fue un intento de violación, del cual la joven trató de defenderse.
Fue esta lucha, según las pruebas presentadas, lo que dejó rastros de ADN y otras evidencias que conectaron a Ibarra con el lugar y momento del crimen.
El juicio reveló que la estudiante murió debido a las heridas provocadas durante el enfrentamiento. Los cargos contra Ibarra incluyeron asesinato con malicia, asesinato grave, secuestro con lesiones corporales, agresión agravada con intención de violación y conducta de acosador.
Durante el proceso, la fiscal Sheila Ross enfatizó que la determinación de Riley al defenderse proporcionó todas las pruebas necesarias para condenar al acusado.